martes, 9 de junio de 2009

Diarios Públicos - Cuarto Retazo


A veces, el ser humano tiende a regocijarse y obtener cierta excitación gracias a sucesos escalofriantes o de pésimo gusto, avivando el lado más enfermizo de nuestra imaginación. Pero en estos tiempos que corren, lo degenerado y lo correcto son dos líneas paralelas que se acercan poco a poco, semejando una sola.

Déjenme que les diga algo, que por un segundo lean mi humilde opinión, porque yo nunca he tenido claro que es la demencia, que es la repulsión, la morbosidad infecta. Vivimos en una sociedad vacía cuya máxima en la vida es ser mejor que el otro...¿no es eso una enfermedad?¿No es eso un hecho repulsivo?¿No hay millones que se excitan con su supremacía sobre el resto?

Cada vez que me hablan de amor, pienso en Manon Lescaut, es decir, una mujer por la que daré la vida a pesar de no merecer ni una palabra. Cuando dicen fama y fortuna, pienso en George Best, que murió feliz en su propia autodestrucción. Y cuando me dicen sexo supremo, creo ser James Ballard lamiendo una cicatriz enorme en la pierna de una mujer.

Porque estoy cansado de que haya gente mejor que el resto, que impone sus leyes como normas morales. Cada segundo de nuestra vida es una nueva colisión, una nueva oportunidad de volver a estrellarse porque vivir es sentir, y solo los golpes tienen la potencia adecuada.